Time goes by...

Ha pasado mes y pico desde que volví por aquí tras las navidades y este trimestre se me está pasando volando. Tanto, que apenas tengo tiempo de escribir las cosas que van pasando, aunque tampoco son muchas en realidad. La nieve vino, nos trajo estampas preciosas que ya pudistéis ver, agobió un poco y se fue. Os dejo una foto muy graciosa por cortesía de un amigo.

Los tallos de los tulipanes empiezan a asomar en los colleges de Oxford y esta mañana a las 7 los pajaritos cantaban sin cesar (¡la madre que los parió!). La primavera llega, y es una de las cosas que más espero disfrutar porque en Murcia no tenemos 4 estaciones.

Nada más volver conseguí plaza finalmente en el "Languague center" de la Universidad y asisto a clases un par de veces por semana donde pasamos casi todo el tiempo charlando y haciendo algun que otro ejercicio de gramática. No creo que me aporte mucho con tan poco tiempo, pero al menos conoces a más gente. En el grupo la mitad son de origen asiático y es increíble ver cuando hacemos debates como se las tiran los chinos y los japoneses. Son muy diferentes. Se nota la influencia del régimen comunista de la China en la formación, sobre todo de los mas mayores, y eso no se irá hasta que no pasen unas generaciones. También están en clase un par de chicas italianas, dos brasileñas y Jackie y yo (los dos únicos españoles). Uno de los japoneses, Toyisha, me ha retado a un café para hablar del cambio climático (su tema de conversación preferido).

Hay más cosas aparte del inglés por supuesto. Ando liado con un par de trabajos más que quiero terminar, con más de dos seminars al día (algunos de los ponentes son megaestrellas de la economía como DeGrawe, Tabellini, Blinder,..., llenando las salas hasta la bandera) y el deporte que sigue teniéndome enganchado (la vigorexia no remite...).



Los fines de semana empiezan a ser mas movidos y mi vida social existe. Tanto, que el pasado no me dio tiempo a agobiarme en casa como había pasado hasta ahora. El sábado tomé café con Angel (un chico de Cádiz recién llegado al grupo) en una iglesia reconvertida en pub-club-restaurant en el barrio de Jericho, por la noche cené con los navarros y con él en una taberna llamada "Turf" sita en uno de los lugares más recónditos de Oxford y el domingo comí una deliciosa paella alicantina gracias a Margarita, la madre de Raquel, que ya está de vuelta. tras su lesión. Tuvimos una sobremesa muy agradable en el 123 de Charles St. (fácil de memorizar donde viven, ¿no?).




Y entre tanta actividad, ver las pelis de los Oscar (creo que es el año que más películas he visto antes de la ceremonia, ya que me faltan solo por ver algunas de las nominadas a mejor peli extranjera y "El luchador" que caerá antes del domingo), me he enganchado de nuevo a Marías (debo ser el único al que le gusta porque todos mis amigos, salvo Ester, dicen que es muy denso) y ando leyendo su bestseller "Todas las almas" que escribió cuando estuvo por aquí un par de años. Es curioso, pero me siento identificado con él en muchas partes del libro y es una buena guía de la ciudad. Seguro que cuando lo termine y vea la película de Gracia Querejeta, basada en el libro, "El último viaje de Robert Rydland", a la que él no dió el visto bueno, sentiré algo parecido. El caso es que no hay manera de ponerme a leer a Oscar Wilde en inglés, uno de mis propósitos.

Otro día os escribiré sobre filmografía oxoniense, que hay más cosas aparte de "Los Crímenes de Oxford" y "Harry Potter". Por ejemplo, una de mis pelis favoritas, "Tierras de Penumbra", que compré el otro día aquí y que no encontraba por España con una impresionante Debra Winger, recuperada ahora gracias a "La Boda de Rachel".