Hace días que no escribo en este blog. El trabajo me ha desbordado las últimas semanas, pero tras la tempestad ha llegado la calma y todo ha sido resuelto y he salido airoso del asunto.
El ladrillo mayor ha caído, el seminar en el departamento de Oxford. Hoy tengo resaca tras la exposición de ayer de más de hora y media donde me bombardearon a preguntas que conseguí capear. A pesar del pesimismo que me acompaña siempre, mi impresión general fue buena porque la gente ha querido verme después y tomar café para hablar del trabajo y como hago las cosas, lo cual en parte reconforta. Atrás quedan ya estos meses de nerviosismo, inquietud y es ahora cuando realmente puedo disfrutar, mas que nunca, de la ciudad en la que estoy.
Pero como siempre, hay mil cosas en marcha. Las elecciones a decanato (en las que voy en un equipo), reuniones en Madrid con el MEC y un viaje a Boston a un congreso (conocería Harvard por fin, Oxford a la americana) que no sé si haré porque estoy un poco cansado de volar de un sitio a otro.
Necesito descansar. Leer, hacer deporte, ver pelis, tomar cafés y cervezas. El cuerpo me pide eso. Cuando se pasa un invierno tan frío y oscuro como el de aquí, la reacción es mucho mayor y apetece asaltar la calle.
El Trinity Term sigue su curso. Los PhD students siguen trabajando sin parar, la gripe porcina amenaza y se toman medidas y a Ramón siguen sin llamarlo correctamente por su nombre. He pasado de ser Mira-Dólares a ser Mira-Dolores. Con la crisis que hay no está la cosa para dólares sino para calmar dolores, de ahí que me haya convertido en una especie de curandero. Espero ansioso la llegada de Sung H Kim, mi nuevo compañero de despacho.
El ladrillo mayor ha caído, el seminar en el departamento de Oxford. Hoy tengo resaca tras la exposición de ayer de más de hora y media donde me bombardearon a preguntas que conseguí capear. A pesar del pesimismo que me acompaña siempre, mi impresión general fue buena porque la gente ha querido verme después y tomar café para hablar del trabajo y como hago las cosas, lo cual en parte reconforta. Atrás quedan ya estos meses de nerviosismo, inquietud y es ahora cuando realmente puedo disfrutar, mas que nunca, de la ciudad en la que estoy.
Pero como siempre, hay mil cosas en marcha. Las elecciones a decanato (en las que voy en un equipo), reuniones en Madrid con el MEC y un viaje a Boston a un congreso (conocería Harvard por fin, Oxford a la americana) que no sé si haré porque estoy un poco cansado de volar de un sitio a otro.
Necesito descansar. Leer, hacer deporte, ver pelis, tomar cafés y cervezas. El cuerpo me pide eso. Cuando se pasa un invierno tan frío y oscuro como el de aquí, la reacción es mucho mayor y apetece asaltar la calle.
El Trinity Term sigue su curso. Los PhD students siguen trabajando sin parar, la gripe porcina amenaza y se toman medidas y a Ramón siguen sin llamarlo correctamente por su nombre. He pasado de ser Mira-Dólares a ser Mira-Dolores. Con la crisis que hay no está la cosa para dólares sino para calmar dolores, de ahí que me haya convertido en una especie de curandero. Espero ansioso la llegada de Sung H Kim, mi nuevo compañero de despacho.
